El periodista canadiense Carl Honoré a premura de las noticias no le permitía siquiera leerle a su hijo un cuento para dormir y llegó a comprarse una colección de libros infantiles para leer en tan sólo 60 segundos. Pero los constantes reclamos de su pequeño hijo, quien quería disfrutar más ratos junto a su padre, lo llevaron hace casi diez años a transformar radicalmente su estilo de vida.
“Descubrí que me había dejado contagiar por el virus de la rapidez, que tenía que bajar el ritmo y recuperar el equilibrio entre la velocidad y la lentitud. De lo contrario, estaría condenado a la infelicidad”. Con estas palabras Honoré resume su inmersión en la cultura de lo SLOW.No ha sido una tarea fácil, “convertirse en tortuga después de haber sido una libre fue un proceso bastante largo”.
Al principio Honoré se centró solamente en promover la idea de bajarle el ritmo al estilo de vida, pero a la medida en que su propuesta comenzó a tener mayor acogida decidió incursionar en campos como la educación y el sexo.Su intención en el Gun Club de Bogotá, además de dar a conocer las propuestas de su más reciente libro, Bajo presión, era cuestionar a los educadores y abrir la discusión en torno a la necesidad de darles a los estudiantes la posibilidad de explorar más el mundo, de no enfocarse únicamente en los resultados académicos, sino tener la posibilidad de gozarse su niñez y adolescencia.
Luis Enrique García, educador de la Universidad de Harvard y fundador de Off Bound Adventures, confesó que desde que leyó los libros de Honoré supo que debía traerlo a Colombia, pues vemos cómo cada vez hay una mayor hiperpaternidad. Durante su paso por Bogotá, Honoré se reunió con "El Espectador" para compartir sus reflexiones acerca de la cultura de la inmediatez.
¿En qué consiste su propuesta de “SLOW PARENTING”?
En recuperar la alegría y el equilibrio de la infancia. La paternidad pasó a ser una mezcla entre el desarrollo de un producto y un deporte competitivo. Los niños hoy no tienen tiempo ni espacio para explorar el mundo a su propio ritmo o para jugar sin que los adultos estén presionándolos.
Pijao, la ciudad de la calma
El movimiento que promueve un estilo de vida lento, en el que el reloj deje de ser el protagonista de la cotidianidad, no sólo ha contagiado la gastronomía, la educación y el sexo, también se ha trasladado a las ciudades para convertirlas en escenarios de calma.
¿Cómo combatir la adicción a la rapidez?
Carl Honoré, autor del ‘best seller’ ‘Elogio a la lentitud’, recomienda una serie de prácticas para adoptar un estilo de vida más calmado: abortar la agenda, desenchufarse, descansar del e-mail, sin horarios y a relajarse.
“Descubrí que me había dejado contagiar por el virus de la rapidez, que tenía que bajar el ritmo y recuperar el equilibrio entre la velocidad y la lentitud. De lo contrario, estaría condenado a la infelicidad”. Con estas palabras Honoré resume su inmersión en la cultura de lo SLOW.No ha sido una tarea fácil, “convertirse en tortuga después de haber sido una libre fue un proceso bastante largo”.
Al principio Honoré se centró solamente en promover la idea de bajarle el ritmo al estilo de vida, pero a la medida en que su propuesta comenzó a tener mayor acogida decidió incursionar en campos como la educación y el sexo.Su intención en el Gun Club de Bogotá, además de dar a conocer las propuestas de su más reciente libro, Bajo presión, era cuestionar a los educadores y abrir la discusión en torno a la necesidad de darles a los estudiantes la posibilidad de explorar más el mundo, de no enfocarse únicamente en los resultados académicos, sino tener la posibilidad de gozarse su niñez y adolescencia.
Luis Enrique García, educador de la Universidad de Harvard y fundador de Off Bound Adventures, confesó que desde que leyó los libros de Honoré supo que debía traerlo a Colombia, pues vemos cómo cada vez hay una mayor hiperpaternidad. Durante su paso por Bogotá, Honoré se reunió con "El Espectador" para compartir sus reflexiones acerca de la cultura de la inmediatez.
¿En qué consiste su propuesta de “SLOW PARENTING”?
En recuperar la alegría y el equilibrio de la infancia. La paternidad pasó a ser una mezcla entre el desarrollo de un producto y un deporte competitivo. Los niños hoy no tienen tiempo ni espacio para explorar el mundo a su propio ritmo o para jugar sin que los adultos estén presionándolos.
Pijao, la ciudad de la calma
El movimiento que promueve un estilo de vida lento, en el que el reloj deje de ser el protagonista de la cotidianidad, no sólo ha contagiado la gastronomía, la educación y el sexo, también se ha trasladado a las ciudades para convertirlas en escenarios de calma.
¿Cómo combatir la adicción a la rapidez?
Carl Honoré, autor del ‘best seller’ ‘Elogio a la lentitud’, recomienda una serie de prácticas para adoptar un estilo de vida más calmado: abortar la agenda, desenchufarse, descansar del e-mail, sin horarios y a relajarse.
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